A lo largo de la ponencia miraremos los procesos de democracia cultural organizando la información a través de un iceberg sistémico. 

Con esta herramienta como guía, profundizaremos no solo en ejemplos y teorías sobre cómo modificar las estructuras para convertirlas en más participativas para la juventud (consejos consultivos, asambleas, autoprogramación…), sino que también reflexionaremos sobre qué modelos mentales sustentan esta segregación de poder. ¿Cómo se relacionan poder y edadismo? ¿Qué sesgos existen sobre la idea de “juventud”? ¿Qué es la juventud? 

De hecho, ¿acaso crear espacios de participación exclusiva de la juventud no puede ser en sí mismo segregador? ¿Juventud o intergeneracionalidad?

El título de la ponencia se basa en la frase más escuchada a lo largo de mi trayectoria en procesos de participación y cambio juvenil. Una frase que incluye toda la bondad de una persona que aprecia a un joven intentando transformar una realidad pero que, a la vez y de manera involuntaria, explicita su sorpresa al descubrir que un joven es capaz de hacer algo mejor de lo que pensaba.