Fronteras del medio ambiente

En 1969, el primer viaje espacial a la Luna nos abrió una nueva perspectiva del planeta en el que habitamos. La visión de nuestro hogar cósmico se transformó para siempre. Años más tarde, esta nueva mirada de lo que somos fue perfectamente capturada por Edgar Mitchell, el sexto astronauta que caminó sobre la Luna en la misión del Apolo XIV. Este es su testimonio:

“De pronto, desde atrás del borde la Luna, en movimientos largos de cámara lenta, se empezó a asomar con majestuosidad una joya chispeante de color azul y blanco, una luminosa y delicada esfera de tonos celestes, adornada con velos blancos que giraban con suavidad. Emergió gradualmente como una pequeña perla en medio de un espeso mar negro de misterio. Toma más de un instante darte cuenta que esta es la Tierra: nuestro hogar”.  Desde el espacio exterior, los astronautas descubren que en esa pequeña esfera azul y blanca –que se puede cubrir con el dedo pulgar—se encierra toda la historia y el drama humano, la música, el arte y la poesía que hemos desarrollado.

Sin embargo, no hemos estado a la altura de esa mirada que nos permite ver que compartimos un destino común. El gran científico Carl Sagan advirtió hace varios años que esta imagen “subraya nuestra responsabilidad de tratarnos más amablemente unos con otros y de preservar y apreciar el punto azul pálido, el único hogar que hemos conocido”. Quizás, decía Sagan, no hay mejor demostración de la locura de la vanidad humana que nuestra indiferencia ante lo que ocurre en nuestro planeta.

En este contexto, la reflexión sobre la pandemia y las fronteras de la salud que hemos llevado en el Aleph, el festival de Arte y Ciencia de la UNAM, nos ha permitido apreciar también el virus del olvido ante los problemas de nuestro entorno, de nuestro planeta, de la crisis ecológica que vivimos. Es por ello que la sexta edición del Aleph desemboca naturalmente en el tema de Las fronteras del medio ambiente y estará dedicada a la memoria de Mario Molina, Premio Nobel de Química, uno de los más destacados investigadores de la UNAM, cuyos estudios científicos de primer orden nos han llevado a ver aristas que son clave en los efectos devastadores que hemos generado en nuestro medio ambiente. Esto supone una visión de frontera. Mario Molina subrayó que la ciencia modeló los daños ecológicos antes de que fueran visibles y el problema de comunicación que ello implica: “Estás hablando de unos gases invisibles que nos protegen de unos rayos invisibles, que penetran y finalmente causan daños a la humanidad, pero todo es invisible. ¿Cómo lo vamos a creer?”.

Siguiendo las líneas de estudio y cuidado de nuestro planeta que trazó Mario Molina, en la edición de 2022, El Aleph abordará tres ejes:

  1. Crisis planetaria
  2. Pensarnos como planeta
  3. Acciones y medidas para regenerar nuestro entorno

En el primer eje, que examina las dimensiones de la crisis de nuestro planeta, se analizarán los problemas del cambio climático y calentamiento global, de contaminación, de sustentabilidad, energía, agua y alimentación, efectos negativos en la biodiversidad vinculados a la dimensión económica y política del capitoloceno, del desbordado crecimiento industrial y de las ciudades.

El eje que invita a pensarnos como planeta, se entrevera con una de las aristas ya tocadas en otras versiones del Aleph, la de la inteligencia colectiva que nos permite vernos como un todo. Siguiendo el pensamiento de la filósofa Donna Haraway, el festival buscará generar una conversación continua para confrontar o aprender a enfrentar al problema que, actualmente, representan los daños al planeta hechos por el ser humano.

En este sentido, el diálogo transversal e interdisciplinario es indispensable. No se pueden dejar de lado las nuevas formas en que el cuidado al planeta se ha expresado, por ejemplo, a través del ecofeminismo o la ecología queer. También el sentido bioético detrás de todos los avances tecnológicos o, incluso, los aspectos históricos y jurídicos que se ven involucrados. El nuevo paradigma ambiental y la crisis ecológica que atravesamos, nos exige reflexionar sobre nuestras prácticas, así como la necesidad de un cambio. Haraway dice que nuestra tarea es problematizar, “provocar una respuesta potente a eventos devastadores, así como resolver aguas turbulentas y reconstruir lugares tranquilos”.

Ello requiere una perspectiva relacional como la que propone el físico italiano Carlo Rovelli que nos invita a la manera de Carl Sagan a pensarnos como un todo, desde las partículas subatómicas y moléculas hasta los ecosistemas galácticos y en medio nuestros afanes que se entrelazan a pesar de nuestra percepción fragmentada: “De la exuberante agitación de la vida en la Tierra, sus plantas y animales, sus amores y desesperaciones, nada se ve desde la Luna; solo una jaspeada canica azul. Tras los reflejos de un vaso de agua hay una tumultuosa actividad análoga de miríadas de moléculas, muchas más que seres vivos hay en la Tierra. Esta agitación lo mezcla todo”.

El gran reto es pensarnos como planeta, como un todo, desde los enfoques de la ciencia y la filosofía hasta los del arte y la poesía.

En el eje de acciones y medidas para preservar nuestro entorno, se plantearán algunas de las respuestas que da la ciencia para enfrentar la crisis global que atravesamos. Es interesante que, en resonancia con otras aristas que se han tocado en anteriores versiones del Aleph, al abordar el tema de las ciencias de la complejidad, Mario Molina se refirió al Efecto Mariposa que postula que el simple aleteo de una mariposa puede desencadenar una tormenta. Igualmente, se puede hablar de cambios y acciones sutiles pero profundas que permitirían salvar nuestro planeta, como el desarrollo de la agroecología y de espacios en las ciudades que transforman socioecosistemas violentos en entornos que impulsan la imaginación y el conocimiento, que promueven el respeto de la naturaleza.

Esta versión del festival enfocado en Las fronteras del medio ambiente, se realizará en un formato híbrido con actividades presenciales y virtuales. En colaboración con los distintos institutos de la UNAM, como el Instituto de Biología, el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, el Instituto de Energías Renovables, el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, el Instituto de Ecología, y los centros de investigación; así como cátedras y direcciones de la Coordinación de Difusión Cultural, destacadamente del proyecto ACT, Arte, Ciencia y Tecnologías, reuniremos a científicas, científicos y artistas sobresalientes que abordan el tema, para compartir sus propuestas e información veraz sobre sus investigaciones de vanguardia.

De esta manera, desde la Universidad Nacional Autónoma de México buscamos incidir en nuestra realidad, transformarla. El premio Nobel de Química, Mario Molina, hablaba de la repercusión que tienen los pequeños cambios creativos e  inteligentes que se pueden introducir en la sociedad. A esto se le conoce como el Efecto mariposa, que nos dice que una mínima fluctuación, el aleteo de una mariposa, puede desencadenar una tormenta. Esto quiere decir que un pensamiento innovador también puede desencadenar torrentes creativos para enfrentar nuestros problemas ecológicos. Nuestra máxima casa de estudios quiere contribuir a ello con este aleteo del pensamiento y la imaginación, que se llama El Aleph.

José Gordon