Le debemos a Max Aub la iniciativa y ser el primer motor del concepto archivístico Voz Viva de México, serie editada por la UNAM desde finales de los años 50. Tuvo la visión, o mejor dicho, audición, para utilizar la grabadora sonora y así fijar y preservar aquello que se evapora tras la escritura literaria: su sonoridad, timbre, tono, musicalidad y el cuerpo de su voz que resulta la huella más inmediata y tangible de la corporalidad de esa pluma, o de esa tecla. Previo al registro fonográfico, las voces concretas de los escritores sólo son imaginables. Quizá algunos trazos manuscritos den cuenta de su furor o reposo, bien que algún grafólogo aventure rasgos personales. Pero en la voz quebrada, ronca, apresurada o modulada que apresa la cinta magnética, privilegio que obsequia la tecnología moderna, la letra adquiere otra dimensión y sentido en relación a quien la enuncia.
De ahí que esta serie constituya un valor añadido a nuestro patrimonio cultural y literario, cuya memoria sonora comprende grabaciones de textos poéticos, narrativos y ensayísticos de diversos autores como Octavio Paz, Juan Rulfo, Juan José Arreola, José Gorostiza, Elsa Cross, Coral Bracho, entre muchos otros.
Dicho lo anterior, el propósito de la primera de las cuatro intervenciones artísticas organizadas por la Cátedra Max Aub es celebrar y recrear esta herencia, a través de la acción en vivo de cuatro tornamesistas y una tape performer con vinilos y casettes pertenecientes a esta colección, auxiliados por otras herramientas digitales o analógicas. Mediante un dispositivo sonoro multicanal se establecerá una interacción polifónica, simultánea o alternada, entre las grabaciones y los artistas.
15 de agosto de 2019 · Auditorio Murray Schafer, Fonoteca Nacional