En el contexto actual de la pandemia se pone en duda nuestra confianza, en cierta medida, nuestra capacidad indefinidamente renovada y aumentada para controlar el curso de los acontecimientos. Dicho de otro modo, nuestra libertad y fortaleza. Incluso, otros fenómenos naturales, sociales o culturales nos han hecho la misma advertencia. Sin dudarlo, debemos poner fin a la confianza ciega en un progreso ilimitado. El “mal infinito” –como lo denomina Hegel– es la búsqueda interminable de un futuro. El “buen” infinito es una dimensión del presente. Esto debe aplicarse a todos los aspectos de una civilización.