Los persistentes sistemas políticos y económicos de nuestro tiempo, que superaron los pasados arreglos coloniales, están siendo devastados por la COVID-19. Aún así, décadas de teoría y etnonacionalismo continúan exigiendo que nos autocomprendamos en los prefijos obstinados (modernidad colonial) y sufijos (poscoloniales) de “colonialismo”. Todavía estamos preocupados por volver a rediseñar los mapas (Occidente, Oriente, Hemisferio Norte, Hemisferio Sur) de nuestro propio gran aislamiento sobre la tierra. En cambio, debemos reclamar el mundo por la copertenencia de todos en todas partes, liberarnos para generar un mayor mestizaje y nuevas comprensiones del mundo, comenzando por convertirnos en descolonizados.