Forjada y puesta a prueba como experiencia a lo largo de los últimos veinte años, la posuniversidad, concepto y praxis, sugieren algunas respuestas en nuestra convulsa actualidad: a los abismos enfrentados por la investigación, la enseñanza y la edición, hoy y hacia el porvenir; a la urgencia de instituciones críticas en todos los ámbitos, como contrapeso a las tendencias criminales, autoritarias y ecocidas que arrecian —y que la contingencia pone tan de manifiesto—; a la necesidad de diversificar hoy, de nuevo, los modos de la vida colectiva. Hacedora de mundos, inscriptora de futuros, la posuniversidad es giro, es ensamble, es lazo.