Ante el actual escenario surgen preguntas que hay que comenzar a responder: ¿cómo se distribuye la vulnerabilidad ante la COVID-19 en el país, y cuál es su relación con el sistema urbano? ¿Qué hace a las ciudades más resilientes y qué características las debilitan? Las ciudades, por su tamaño poblacional y el volumen de movilidad de personas, son los lugares con mayor propagación, aunque no necesariamente los de mayor vulnerabilidad. En ellas se concentran empleos y son centros de innovación y desarrollo, además de concentrar gran parte de la infraestructura educativa y de salud. Las distintas regiones del país dependen, siempre, de su relación con el sistema urbano, que ofrece bienes y servicios más allá de su delimitación administrativa. La población depende de una serie de relaciones económicas complejas que actualmente se encuentran detenidas; sin embargo, el impacto de la contingencia sanitaria sobre la población depende de su grado de vulnerabilidad.